Los estudios han dado una tasa de prevalencia actual que oscila entre el 0,007% y el 2,8% en la población adulta general de EE. UU. y entre el 0,006% y el 3,0% en la población de atención primaria. Estimaron que alrededor de 1.197 personas por cada 100.000 sufren enfermedades similares al SFC. Los científicos estiman que hasta 2 de cada 1,000 niños sufren de EM/SFC, es más común en los adolescentes que en los niños. La prevalencia es significativamente mayor entre los 40 y los 70 años.
Las mujeres lo padecen con más frecuencia que los hombres. La prevalencia parece mayor en la población blanca que en la población no blanca. Los estudios también han informado una prevalencia notablemente mayor en la cohorte de bajos ingresos que en la cohorte de mayores ingresos y mayor educación, lo que sugiere el papel de los factores de riesgo social, como el estrés, en la causa del SFC. No se observaron diferencias regionales en el país en lo que respecta a la prevalencia del SFC.
Encefalomielitis miálgica: criterios de consenso internacional del 2011.
La presencia de los siguientes tres síntomas durante más de seis meses y la intensidad de los síntomas debe ser moderada o grave durante al menos el 50% del tiempo:
Agotamiento neuroinmune posesfuerzo
Deficiencias neurológicas
Deficiencias inmunitarias, gastrointestinales y genitourinarias
Criterios de diagnóstico de la OIM para el SFC de 2015.
El diagnóstico del síndrome de fatiga crónica requiere la presencia de los siguientes tres síntomas durante más de seis meses y la intensidad de los síntomas debe ser moderada o grave durante al menos el 50% del tiempo. Los tres síntomas principales incluyen:
Fatiga: una disminución o deterioro notable en la capacidad de un paciente para realizar actividades que habría disfrutado antes del inicio de la enfermedad. Este deterioro continúa durante más de seis meses y se asocia con fatiga severa de nueva aparición no relacionada con el esfuerzo y que no se alivia con el descanso.
Malestar posesfuerzo: los pacientes experimentan un empeoramiento de los síntomas y la función después de la exposición a factores estresantes físicos o cognitivos, que previamente toleraban bien.
Sueño no reparador: los pacientes se sienten cansados después de una noche de sueño.
El cumplimiento del criterio para el diagnóstico requiere los tres síntomas mencionados anteriormente más uno de los síntomas adicionales que se mencionan a continuación:
Deterioro cognitivo: problemas con el pensamiento o la función ejecutiva que empeoran con el esfuerzo, el estrés o la presión del tiempo.
Intolerancia ortostática: empeoramiento de los síntomas al asumir y mantener una postura erguida. Aunque no necesariamente se eliminan, los síntomas mejoran al recostarse o elevar los pies.
Particularidades en jóvenes.
La mayoría de los niños y adolescentes con EM/SFC tienen los mismos síntomas que los adultos. Algunas de las diferencias son:
Los jóvenes con la afección, especialmente los adolescentes, tienen intolerancia ortostática (mareos y aturdimiento, y otros síntomas que se desencadenan cuando se ponen de pie y, a veces, cuando se sientan erguidos) con mayor frecuencia que los adultos. Este síntoma es frecuentemente el más difícil de sobrellevar y puede empeorar los otros síntomas.
En los niños pequeños pueden manifestarse como una falta de la energía habitual en ellos. En los adolescentes, los problemas para dormir pueden ser difíciles de detectar, ya que los ciclos del sueño cambian durante la pubertad. Muchos adolescentes comienzan a quedarse levantados hasta tarde y frecuentemente tienen dificultad para despertarse temprano. Las exigencias que implican las clases, las tareas para el hogar, el trabajo después de clases y las actividades sociales también pueden afectar el sueño. Los síntomas comunes relacionados con sueño en los niños y los adolescentes con EM/SFC incluyen:
Dificultad para conciliar el sueño y permanecer dormido
Somnolencia durante el día
Sueños intensos y vivaces
A diferencia de los adultos, los niños y los adolescentes no suelen tener dolores musculares y articulares; sin embargo, los dolores de cabeza y de estómago pueden ser más comunes en este grupo de edad. Los niños más pequeños posiblemente no tengan la capacidad de describir bien el dolor.
La EM/SFC tiende a aparecer en los jóvenes, particularmente en los adolescentes, después de una enfermedad aguda, como la influenza o la mononucleosis. A veces, en los niños, puede aparecer de forma gradual.
Manejo farmacológico.
Medicamentos para el dolor:
Los fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINE), incluidos los inhibidores de la COX-2,
Antidepresivos tricíclicos:
Múltiples antidepresivos tricíclicos
Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) e inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN):
Muchos ISRS, como la fluoxetina, la sertralina y la paroxetina
Terapia antiviral:
Aciclovir, valaciclovir y ganciclovir
Inmunoglobulina
Corticosteroides +C14
Tratamientos y ensayos más nuevos:
Rintatolimod: inmunomodulador y un fármaco antiviral recientemente aprobado para el tratamiento del síndrome de fatiga crónica en Canadá y Europa
Rituximab: es un anticuerpo monoclonal anti-CD20 que provoca el agotamiento de las células B
Trasplante de microbiota fecal
Manejo no farmacológico.
La terapia cognitivo-conductual
La terapia de ejercicio gradual (GET)
Evidencia menos fuerte:
Técnicas como la respiración profunda, atencion plena (mindfullnes) y la relajación muscular, los masajes, el yoga y el taichí pueden resultar beneficiosas.
El manejo convencional se enfoca en la resolución de los síntomas sin resolver y dar solución a la causa de la disfunción del eje HPA; además, en múltiples ocasiones estos tratamientos pueden causar empeoramiento de la disfunción del eje y efectos colaterales adversos crónicos que dificultan la resolución de la patología.
El manejo actual no resuelve la la patología de base que tiene multicausalidad.
Medicinas complementarias y alternativas:
Melatonina, ácidos grasos esenciales, magnesio, acetil-l-carnitina, vitamina B12 , L-arginina , sulbutiamina, esencias florales y antioxidantes, vitamina C ,vitamina D. Estas alternativas pueden ser un apoyo terapéutico para solucionar algunas de las alteraciones que presenten los pacientes asociadas. En nuestra experiencia con medicina biorreguladora se ha podido dar solución al problema directo sobre el eje HPA [Centreel].